¿Crisis en el sector turístico?
La tan cacareada crisis del turismo en general y del español en particular, como en todos los ámbitos de esta sociedad competitiva en la que vivimos, seguramente puede ser atribuida en gran parte a la falta de originalidad e innovación, a la carencia de ideas y novedades por parte de los agentes involucrados en el sector.
Hace poco apareció un artículo en el periódico La Verdad de Murcia, firmado por Luis Gómez, en el que bajo el título de Turismo de la nada se nos mostraban varios ejemplos de cómo un lugar sin aparentes atractivos turísticos (de acuerdo con los patrones y concepciones tradicionales) puede, con un poco de imaginación y estrategia publicitaria, convertirse en un destino demandado por millones de turistas ansiosos de conocer cosas nuevas y hartos de los típicas ofertas de toda la vida. La cultura, la música, el arte, la historia, incluso el cine o lo esotérico, son algunos de los nuevos valores a explotar por los operadores de turismo. Como siempre, aquellos que lleguen primero, se llevarán el pato al agua, mientras que otros seguirán sumidos en la sempiterna queja de la crisis, hundidos hasta las rodillas en la arena de las abarrotadas playas veraniegas. En el juego de la oferta y la demanda, es la segunda la que manda, valga la redundancia. No se puede seguir imponiendo una oferta a un público que busca otras cosas. Toledo ya no se vende tanto como la ciudad imperial de imponente Catedral y heroico Alcázar, sino como el sitio donde se forjaron las espadas del Señor de los Anillos o la patria chica de los influyentes y adinerados judíos sefarditas de Nueva York.
Todo esto es también aplicable en el ámbito del turismo rural. Las actividades en la naturaleza y los deportes de aventura ganan cada día más adeptos, en detrimento de la barbacoa y la tranquilidad campestre, o al menos son su complemento ideal. Otro eventos, como el Festival de de Teatro de Almagro o el Centenario del Quijote, pueden ser también la clave para atraer a un gran número de visitantes.
El objetivo es siempre el mismo, satisfacer a un público que quiere viajar y disfrutar de sus vacaciones, pero que cuenta con unos gustos muy diversificados y es bastante exigente a la hora de reclamar un producto original y de calidad.
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